Piura: Mapas temáticos muestran los retos para afrontar el COVID-19


El proyecto «ePIURA: enfoque multidisciplinario para el Planeamiento de la Infraestructura Urbana, mapeando el Riesgo Ambiental«, viene desarrollando un análisis de vulnerabilidad frente a fenómenos climáticos como las inundaciones. A partir del Censo Nacional 2017, se ha realizado un análisis espacial para determinar la distribución de las principales variables socioeconómicas que caracterizan a la población en relación al acceso de servicios básicos como agua, desagüe, electricidad e internet. Este análisis, frente al desafío actual que enfrentamos, permite comprender la distribución de la vulnerabilidad ante el riesgo de contagio (COVID 19), contribuyendo así a la toma de decisiones bajo una visión territorial de acuerdo a cada realidad. 

 

“Las brechas de acceso a servicios a corto plazo genera un mayor grado de exposición ante desastres y emergencias, mientras que, a largo plazo, compromete a tener una lenta recuperación y resiliencia.”

 

Avance del COVID-19 en Piura

 

¿Cuales son los indicadores que reflejan el grado de vulnerabilidad?

  1. Concentración y dispersión de la población

En Piura, el 73% de la población vive en zonas urbanas [1], localizadas en la costa y los principales valles de la región. Estas zonas se caracterizan por tener una mayor densidad poblacional en comparación con la sierra, donde los centros poblados están más dispersos a lo largo de los ríos y quebradas. Esta condición genera que, ante los peligros climáticos y hoy el COVID-19, las zonas urbanas sean las más afectadas.

 

 

     2. Del acceso a servicios básicos

El acceso al agua es un tema central a considerar en la salubridad y sanidad de la región, más aún cuando enfrentar el virus implica una gran necesidad de higiene, como lavarse las manos constantemente. En la sierra de Piura, menos de la mitad de las viviendas cuentan con agua potable, donde coincidentemente, existe una mayor disponibilidad hídrica. Esta condición se agudiza, pues sólo en las capitales de provincia, dos de cada tres viviendas tienen acceso a desagüe. 

 

 

En la zona rural, más de la tercera parte de viviendas no cuentan con alumbrado público y menos del 5% de hogares cuenta con conexión a internet. Esto dificulta, por un lado, el acceso a energía eléctrica y la posibilidad de refrigerar los alimentos, tras la exigencia de hacer compras una vez por semana; y, por otro lado, limita el acceso a la educación remota e información. Precisamente, en la sierra piurana el 75%  de la población está afiliada al Seguro Integral de Salud (SIS) [2], el cual está destinado principalmente a las poblaciones vulnerables en situación de pobreza y pobreza extrema.  

 

 

  3. Población adulta mayor

Según la OMS, las personas mayores a 65 años son consideradas altamente vulnerables al virus. En Piura, el 7% de la población regional tiene más de 65 años (131,545 personas). En las zonas urbanas, esta población representa el 6.5%, mientras que, en zonas rurales, esta distribución se duplica (13%). A pesar de que la rapidez de contagio es mayor en la ciudad, no se debe descuidar la fragilidad de la población de tercera edad en las zonas rurales. 

 

 

Hoy, con la llegada de un virus invisible que se distribuye espacialmente, una región que muestra las brechas de acceso a servicios, a corto plazo, genera un mayor grado de exposición ante desastres y emergencias; mientras que, a largo plazo, los procesos de recuperación y resiliencia se desarrollan de manera más lenta. Por ello, es necesario considerar estas variables para el desarrollo de medidas preventivas y de confinamiento acordes con el contexto social en el que se implementan. Como país, debemos estar comprometidos al cierre de brechas, conocer mejor nuestro territorio y trabajar de la mano de la investigación para estar preparados ante nuevos desafíos. 

 


 

[1] Los centros poblados con más de 2000 habitantes son considerados como zonas urbanas según INEI.

[2] Orientado para personas sin seguro laboral y trabajo estable.